jueves, 22 de julio de 2010

Moral cristiana - Caño

LA MORAL CRISTIANA

(Apuntes tomados del libro “Moral para animadores” de Eugenio Alburquerque. Ed. CCS. Madrid. 1991)

OBJETIVOS:
- Conocer la dimensión ética de la vida humana.
- Presentar a Jesucristo como fundamento de la moral cristiana.
- Analizar los conceptos básicos de la moral cristiana
- Profundizar en algunos aspectos de moral de la persona (respeto a la vida, sexualidad, moral familiar, …) y de moral social (persona, justicia social, solidaridad, bien común, paz, …)
- Adquirir una conciencia moral cristiana con sentido crítico y de una auténtica libertad personal ante las realidades sociales, económicas y políticas del entorno.
- Sensibilizarse ante los valores que conforman el cristiano en orden a las opciones que puedan dar sentido a su propia vida, contrastándolas con otros posibles valores y normas que puedan estar vigentes en la sociedad.


0.- INTRODUCCIÓN

"Hace ya mucho tiempo que la moral de la Iglesia ha dejado de desempeñar un pepel en mi vida. Ha desaparecido de ella lo mismo que los juguetes con los que jugaba en mi infancia. De niño, estos juguetes llenaban mi existencia, pero, a medida que iba creciendo, quedaban más relegados hasta que terminaron por desaparecer en el fondo de una caja. Lo único que puedo decir de la caja de juguetes es que está en alguna parte del desván. Y lo mismo me pasa con la moral de la Iglesia. Es posible que exista; pero no experimento ningún sentimiento respecto a ella; ha dejado de determinar mi vida."
Algunos identifican la moral cristiana con un cuerpo bien estructurado de leyes y preceptos que hay que cumplir siempre, sin posibilidad de disentimiento; otros, en cambio, como un espacio abierto a los valores que la historia y la cultura se encargan de proyectar y cambiar.



















1.- EL CONCEPTO DE PERSONA COMO FUNDAMENTO DE LA DIMENSIÓN ÉTICA

¿Qué tipo de persona es el sujeto de la moral?
La persona es un ser en proceso de desarrollo. Es una aventura. Es un ser dinámico que va pasando por etapas. Tiene siempre nuevas posibilidades de crecimiento y maduración.
En ella distinguimos una serie de características:

La persona como ser abierto:

*Mantiene una relación positiva consigo mismo. Esto implica:
- Conocimiento de sí mismo: De sus ideas y opiniones
De sus sentimientos
De su escala de valores
Del sentido de la vida
- Aceptación de sí mismo: el propio cuerpo, el propio carácter. La propia historia pasada, la propia familia, el lugar donde vive.
- Visión positiva de sí mismo.

*Relación positiva con los otros, que le lleva a:
- saber encontrarse con los otros (importancia del encuentro)
- aceptar al otro como alguien distinto.
- Evitar todo intento de manipulación, posesión o dominio
- Tener capacidad de sorpresa y admiración.
- Descubrir las personas por encima de apariencias.
- Valorar lo positivo de los otros.
- Tener una capacidad comprensiva.

La persona con capacidad para el trabajo o actividad:

El trabajo forma parte de la condición humana. El trabajo es algo más que la realización externa de una actividad. Para que sea humano ha de realizarse con unos criterios:
- Con creatividad. Es decir, desarrolle las propias cualidades.
- Ayude a la relación y colaboración. Se descarta la visión individualista.
- Con atención a la naturaleza. El trabajo hace más humana la naturaleza.
- Atiende a la sociedad. Nos hace sentirnos protagonistas, útiles a la sociedad.
- Desde el cristianismo: es un elemento creador. No es alienante, ni es puro activismo. A través de él mostramos nuestra actitud de servicio.

La persona con capacidad de comunicación:

El hombre es un ser social. Llamado y necesitado de relación con los otros. De ahí la importancia de la comunicación.
Hay diversos niveles de comunicación.
Desde el punto de vista cristiano la comunicación gana en profundidad.


La persona con capacidad de afecto y amor:

La experiencia de amar y ser amado es el eje principal sobre el que gira todo el desarrollo de la persona.
Esta experiencia se vive según las etapas de la vida (infancia, adolescencia, juventud, madurez, donde no se da ya el yo-tú, sino el nosotros)
Tenemos que revisar constantemente la capacidad de amor y afecto.
La capacidad de amar se enmarca en la visión cristiana de la vida, a ejemplo del amor de Jesús, que ha revolucionado el amor humano: amor gratuito (caridad); manifestación del amor de Dios; llevado a las últimas consecuencias: amor al enemigo.

La persona dotada de libertad:

Dios nos ha otorgado la libertad y con ello ha entrado el pecado, la muerte y la infelicidad.
Podemos optar en la vida. La libertad es la posibilidad de oponerse a Dios. La tentación siempre viene de fuera.
La consecuencia del primer pecado es que todos somos pecadores. De ello procede todo el mal: violencia, muerte, enfermedad, guerras, injusticias, …
El pecado ha estado presente desde el principio. En el pecado hay una dimensión personal y comunitaria.
Jesús nos trae la salvación: el hombre nuevo. Por la participación en el misterio pascual.
La libertad del hombre consiste en poder optar y aceptar la gracia, el amor, la justicia, el bien… o rechazarlos.
Todos podemos ser lugar del encuentro con Dios. Quiere salvarnos sirviéndose de otros hombres: su Hijo, su Espíritu, la Iglesia (comunidad)… podemos ayudar a otros a salvarse.

La persona, hombre nuevo:

Pasamos de esclavos a hijos. Por el Bautismo estamos abiertos a una vida nueva (de libertad y amor)
- Ser cristiano no es estar sometido a la Ley, sino en “ama y haz lo que quieras”. Es alcanzar la libertad. Pasar de la muerte a la vida, no a la “buena vida”, sino a la vida nueva de servicio, entrega, sacrificio.
- Hacia la plenitud.
Creemos en la resurrección. El hombre es un ser unitario, corporal, espiritual.
El concepto cristiano de resurrección, es que nuestro yo sigue existiendo. Vocación a la eternidad. La resurrección es el futuro de todos los hombres y de toda la humanidad.









2.- ¿QUÉ ES LA MORAL CRISTIANA?

a) Diferencias entre ética y moral

Ética y moral se emplean indistintamente. La raíz etimológica está en el término griego -ethos y el latino -mos. Significan carácter, costumbre y se refieren a la conducta del hombre.
El significado actual es más preciso y técnico, distinguiendo sentidos distintos.
Moral designa el conjunto de principios, normas, imperativos, ideas morales de una sociedad y época determinada. Moralidad hace referencia al conjunto de relaciones efectivas o de actos concretos que adquieren un significado moral con relación con la moral dada. La moral se daría idealmente y la moralidad realmente. La moral se refiere a la vida.
La palabra ética designa la reflexión científica sobre el comportamiento moral humano. Equivale a filosofía moral. La ética se refiere al saber, a la reflexión, a la ciencia.
Pese a estas distinciones, con frecuencia se usan indistintamente
La ética y la moral han estado siempre presentes en la vida humana

b) Moral Laica

La ética y la moral hacen referencia a una lucha, a un empeño por dirigir la propia vida y la propia conducta hacia un modelo ideal de comportamiento que se impone como norma (Indica la regla que se debe seguir o a la que se debe ajustar el comportamiento humano. Según esa norma el obrar humano resulta moralmente bueno o malo). Esto ha existido siempre. El ser humano siempre se ha confrontado con un ideal. y ese esfuerzo por realizarlo es el empeño moral.
Aunque nos refiramos a una moral cristiana, a la propuesta por Jesús. No implica la negación de otras propuestas morales. Existe una moral que busca la fundamentación independientemente de la religión. A esta moral se la llama moral secular, moral cívica, moral pública, moral civil, moral laica.
Esta diferencia supone la separación entre razón y la fe. Aquello que puede descubrir y construir con la luz de su inteligencia y aquello que encuentra a partir de la revelación sobrenatural.
Los creyentes reconocemos la existencia de un substrato moral común que alimenta la vida y el comportamiento de todos los seres humanos y que se asienta en el valor y dignidad de la persona.

c) Moral Cristiana

Si la fe impregna toda la vida del cristiano, es el centro y referencia de toda su vida, también a nivel moral la fe iluminará y orientará la vida del creyente.
¿Es diferente la moral cristiana de una moral simplemente humana? ¿Cuál es el elemento propio que caracteriza a la moral cristiana?
El elemento que la caracteriza no son los contenidos normativos, sino en la intencionalidad cristiana, entendida como opción, tensión y decisión por Cristo. Así pues lo específico de la moral cristiana se encuentra en las motivaciones de fondo. La fe y la caridad son las que hacen cristiano el compromiso moral del creyente. Son las motivaciones fundamentales que están dentro de todas las virtudes humanas que el creyente está llamado a poseer.

d) Cristo, norma y criterio moral

La vida cristiana tiene como eje y centro de referencia la fe en Jesús. La fe ilumina y orienta toda la actividad moral del creyente. Y Jesús es aceptado y reconocido como la norma fundamental de la vida cristiana. La fe en Cristo hace cristiano el compromiso moral del creyente. Su comportamiento tiene que regirse y orientarse de acuerdo con la doctrina, mensaje, vida y valores de Jesús.
Para el cristiano, Cristo es la verdad última y definitiva de la vida, el criterio supremo de su obrar, el modelo en que mirarse para aprender y confrontar las propias actitudes morales.
Los aspectos que destacan del seguimiento son la llamada de Jesús, la relación a la misión, la adhesión incondicional, la comunidad de vida con Él. Pero sobre todo el seguimiento pone al discípulo tras las huellas de Jesús y le plantea fuertes exigencias morales, que a veces tienen carácter radical .
Hoy el seguimiento se entiende como la opción por Jesús (opción fundamental).

e) Rasgos de la moral cristiana

1.- Vinculación de la moral a la fe.
No se pueden separar la fe y la moral. El camino moral del creyente es el camino del seguimiento.
Esta vinculación confiere a la moral cristiana un carácter religioso y la dimensión dialogal. La moral es moral revelada. Dios llama al ser humano y éste le responde acogiendo el don de Dios.
No es un moral negativa y represiva. Propone un ideal de vida, unos valores que implican responsabilidad personal y compromiso humano de construir un mundo más justo y más digno del hombre.

2.- El amor, principio y contenido de la moral cristiana.
El seguidor de Jesús escucha de maneraa insistente la pregunta ¿me amas? Jesús establece una relación de igualdad entre el amor a Dios y al prójimo.
Jesús proclama un amor sin límites, sin fronteras un amor que alcanza también al enemigo.
Con la proclamación de “Dios es amor” se afirma la naturaleza y fuente del amor amor cristiano. Ser amados por Dios nos compromete a amar como Él ha amado: hay que amar como Él.
La verdadera radicalidad de la moral cristiana es la vivencia del amor. Así pues la caridad o el amor es el verdadero criterio decisivo de evaluación y discernimiento moral.
La cuestión clave para el cristiano es cómo debe amar. Para la conciencia cristiana la caridad constituye el mensaje evangélico del amor en la sociedad actual. Es el compromiso por una civilización del amor.
Edificar una civilización del amor empieza por creer en la fuerza transformadora del espíritu. El compromiso ético de la caridad ha de concentrarse en la justicia y en el bien común, en el desarrollo integral.


3.- Moral interior y comunitaria.
Jesús hace una crítica sobre la moral y la justicia de los escribas y fariseos que daban más importancia a la acción exterior que a la disposición interior.
Jesús opone la moral del ser a la moral del obrar. Las acciones de la persona no la hacen buena, sino que la persona buena es la que realiza las acciones buenas. Las acciones son fruto de una moral interior.
Pero este carácter interior no reduce la moral cristiana al ámbito de lo privado ni la hace individualista.
La ética cristiana se fundamenta en una llamada de Dios al ser humano que espera una respuesta. Esta llamada alcanza al hombre en la comunidad. La persona alcanza a Dios en la comunidad, en un pueblo. La ética revelada es una ética de comunidad, en ella la recibe y en ella la debe vivir.

3.- EXPRESIONES DEL COMPORTAMIENTO MORAL

En la moral tradicional ha prevalecido la atención a:
- Los actos realizados por la persona más que a la persona que los realiza.
- Los actos en sí mismos considerados como infracción a la norma objetiva, más que en relación a la conciencia subjetiva.
- los actos aislados, más que a las actitudes profundas que los generan.
Hoy se entiende que el acto moral es expresión de la persona libre y responsable. Por eso hay que pasar de una moral de actos a una moral de actitudes.

a) Opción fundamental

La orientación personalista da importancia a la opción. Lo importante y decisivo es la opción responsable de la persona.
La opción fundamental es la orientación y dirección que toma la existencia humana. Supone una decisión radical y básica por parte de la persona. A través de la opción fundamental se puede conocer la identidad de la persona.
Tiene su origen en la persona humana, en la capacidad humana de elegir y decidir. Para la persona cristiana, Cristo es el valor supremo. Todos los demás valores y bienes hay que verlos a la luz de este valor supremo.
Cuando el creyente practica la justicia, la verdad, la castidad, etc. está expresando la opción de fondo que está en lo profundo de su personalidad.
No conoce y no ama a Dios verdaderamente quien no lo demuestra con los hechos. (1Jn 2, 3-5)

b) Actitudes morales

La opción fundamental se concretiza en las actitudes morales. Estas abarcan los diversos campos de la vida. Si la opción fundamental del cristiano es Cristo, las actitudes manifiestan esta opción en los diversos aspectos de la vida cristiana. Son concreciones y parcializaciones de la opción fundamental en algún campo de la vida cristiana.
La estructura de la actitud moral está compuesta por tres elementos: referencia a los valores, tendencia a realizarlos y la motivación.
- el creyente vive como valores desde su opción por Cristo: servicio, solidaridad, fidelidad, veracidad,...
- tendencia hacia la plenitud y perfección. Vivencia y cumplimiento de valores y normas.
- la motivación. Es el factor que inicia, sostiene y dirige la conducta.

c) Actos morales

Las actitudes morales se manifiestan en los actos. Son la expresión y la verificación de las actitudes y de la opción fundamental. En la relación con la opción fundamental es donde cobran importancia moral el acto.
La opción ilumina, inspira y cualifica las acciones particulares y éstas influyen en la opción fundamental (relación recíproca).
El acto es signo de la opción, pero no por ello pierde importancia. Es a través de la opción donde la entidad del acto gana en significación moral.

d) Unidad de la vida moral

Hay que destacar la unidad de la vida moral. Desde esta visión unitaria, el comportamiento de la persona se valora desde su opción fundamental por Dios o contra Dios. Esta opción no es algo vacío de contenido, se concretiza en opciones determinadas que expresan la orientación fundamental de la persona o la modifican. De ahí la responsabilidad moral de la persona como sujeto capaz de optar y decidir en la acción concreta.
Del comportamiento exterior hay que pasar a las motivaciones profundas, de las acciones aisladas a las actitudes interiores.

4.- NORMAS MORALES

a) Valores y normas

La palabra norma hace referencia a regla, prescripción, ley, precepto, principio. Su sentido ético más preciso se refiere al criterio mediante el cual se juzga el comportamiento humano.
Norma moral es la formulación obligante de un valor moral. La norma moral hace referencia al valor moral. Las normas son la encarnación concreta de los valores. Representan una mediación entre los valores y las exigencias de la situación que vive la persona. Sirven de puente entre el valor moral y el comportamiento concreto.
No son medios de coacción, ni limitan la libertad, sino una ayuda para afrontar la realidad. Por lo tanto no hay que absolutizarlas o rechazarlas sin más. Por su naturaleza son siempre parciales y provisionales porque están ligadas a un contexto socio-cultural determinado y cambiante.
La valoración del comportamiento humano exige la referencia a los valores que son los criterios decisivos para interpretar la acción humana. Exige también la referencia a las normas históricas.
El cristiano además de guiarse por las normas descubiertas por la razón orienta su vida por los valores y normas correspondientes que le presenta la fe. Son normas que provienen de la Sagrada Escritura y del Magisterio de la Iglesia.
La vida cristiana no se identifica con el cumplimiento de las normas. El cristiano no es un legalista. Lo que importa y cuenta es la madurez de las actitudes fundamentales, la adquisión de un estilo de vida y de capacidad de discernimiento. Insistir más en pasar de una moral de la ley a una moral de responsabilidad.

b) Ley

Las leyes se dirigen al bien común en un momento y en una sociedad determinada. Pero otras tienen un fundamento más profundo. Es la misma persona quien las reclama. Es lo que se ha llamado ley natural. No cambia y es válida para todas las personas, además es capaz de conocerla por su razón. Ejemplo de ello es el Decálogo, es expresión de la voluntad de Dios. Su contenido es un contenido humano porque el ser humano es capaz de conocer por la razón. Su contenido se encuentra presente en los códigos éticos de otros países y culturas.


5.- LA CONCIENCIA MORAL

La persona tiene la facultad de elegir. Es libre para actuar. Es responsable de sus actos. Construye su propia vida, eligiendo y realizando acciones que redunden en su crecimiento. ¿Quién le señala los actos buenos? ¿Quién le muestra el camino del bien y del mal?

a) Qué es conciencia moral

La palabra conciencia tiene distintos significados.
- Conciencia psicológica: es la facultad de conocer. Es sinónimo de conocimiento “he tomado conciencia de”.
- Conciencia moral: es centro de referencia y manifestación de valores. Es el centro de referencia al que nos referimos y acudimos en la reflexión. Después de la acción nos sentimos satisfechos o insatisfechos con nosotros mismos. Es el criterio de valoración de nuestras acciones. Es la sede de la moralidad, la norma interior para juzgar el bien y el mal.
- Conciencia moral religiosa: es cuando el núcleo de referencia y el criterio de valoración son religiosos. En clave cristiana la conciencia moral religiosa está en el contexto del misterio de Cristo que da sentido y orienta toda la vida del cristiano.

b) Dimensiones de la conciencia moral

- Dimensión antropológica: es expresión de la persona. Consiste en ser conscientes antes, en y después de la acción. Incluye el aspecto de compromiso y valoración. Es un juicio de valor
- Dimensión ética: además la conciencia juzga, valora, orienta y compromete a la persona a la acción. Es juicio inmediato sobre la moralidad de las acciones y opciones humanas.
- Dimensión religiosa: la revelación presenta la conciencia como “voz de Dios”. Pone de relieve la importancia del diálogo personal entre la persona y Dios como base de la responsabilidad moral.
- Dimensión eclesial: la conciencia personal tiene que confrontarse con la comunidad, no puede prescindir de ella. Recibe la iluminación a través de la comunidad y de las orientaciones del magisterio.




c) Tipos de conciencia

La conciencia se desarrolla progresivamente. A las distintas edades de la persona le corresponden distintos tipos de conciencia.
- Conciencia social (heterónoma): el centro de referencia está en los otros: sus principios, normas, leyes, estilos de vida, costumbres. Vive una moral colectiva e infringir las normas sociales le provoca sentimientos de inseguridad, miedo, inquietud, angustia. Es la primera conciencia (conjunto de normas y prohibiciones impuestas por padres, educadores, catequistas)
- Conciencia cerebral: centro de referencia son los propios principios. Propio de los adolescentes. Se rechaza la conciencia social y se construye un código moral personal. Los síntomas son la rigidez de comportamiento, carácter defensivo en las relaciones interpersonales, voluntarismo, inseguridad.
- Conciencia profunda (autónoma): es la voz del propio ser. El individuo es capaz de preguntarse ¿qué es el bien para mí en este momento que vivo? ¿qué decisión debo tomar para ser fiel? ¿qué es lo que Dios quiere que haga en este momento? Convergen el proyecto de Dios sobre la persona y la propia originalidad.

d) La conciencia, norma de moralidad

La conciencia constituye la norma por donde pasan todas las valoraciones morales de los actos humanos. Ninguna acción puede considerarse buena o mala si no es en relación con la conciencia.
La conciencia manifiesta a la persona la moralidad de la acción, no la crea. La conciencia no crea el bien ni el mal, sino que lo explicita, lo acoge y compromete y obliga a la persona.
Para que sea auténtica norma de acción se requieren unos requisitos: rectitud, verdad y certeza. Por lo tanto hay que distinguir entre:
- conciencia recta y viciosa (autenticidad, rectitud, sinceridad)
- conciencia verdadera y errónea (búsqueda de la verdad objetiva)
- conciencia cierta y dudosa (antes de actuar superar la duda)

e) La formación de la conciencia

Para formar una conciencia auténtica habrá que observar todo lo anterior y así seguir unos criterios:
- Ayudar a interiorizar y personalizar las exigencias morales.
- Motivar los valores y normas positivamente.
- Formar para el discernimiento moral, ver y valorar las situaciones y acontecimientos de la vida.
- Dialogar sobre acontecimientos sociales y de la vida, valorando y ayudando a valorar.
- Hacer referencia al evangelio y a la persona de Jesús.
- Tener en cuenta que la conciencia se está formando continuamente y todos los ambientes tienen que ser formativos.
- Testimonio y coherencia de vida de los educadores. Formamos más por lo que somos que por lo que decimos.
- Ayudar a comprometerse en la acción
- Ayudar a la revisión personal y de grupo.
- Fomentar ciertos valores: búsqueda y amor a la verdad, sinceridad, honradez, justicia, reconocimiento de los propios fallos…

6.- EL PECADO

a) Naturaleza del pecado
El pecado es una acción humana. Es fruto y expresión de la decisión libre de la persona y solamente se da cuando la persona es libre, porque es responsable de sí mismo.
La observancia material de la ley no es elemento definitivo. No se puede identificar el pecado sólo con la acción contraria a la norma. En el obrar profundo cuenta la intención y el significado que adquiere la realización de la acción de la persona. Hay que tener en cuenta la complejidad de los condicionamientos, instintos, dinamismos psicológicos y culturales que están en la raíz del comportamiento humano.
En la dimensión religiosa del pecado, el pecado original –origen de todo pecado- en su perspectiva bíblica no se reduce a la transgresión de una norma, sino que se identifica más con el rechazo de la dependencia humana de Dios. La persona quiere ser como dios. Es una idolatría.
La Biblia presenta el pecado como una ruptura de la alianza, un rechazo de la salvación que viene de Dios, una falta de fe.
No es simplemente culpa humana, es culpa ante Dios. No puede hablarse de pecado donde no hay fe a quien organiza su vida prescindiendo de Dios y de su proyecto de amor.
Hay que destacar la dimensión social del pecado, no sólo porque algunos pecados constituyen una agresión directa contra el prójimo, contra los derechos de las personas, sino porque también se manifiesta en las repercusiones que la acción humana tiene en los demás. El pecado crea un estado de pecado, una estructura de pecado.

b) Criterios de gravedad

Se ha dado mucha importancia a la distinción de los pecados, entre mortal y venial, grave o leve.
Más importante que distinguir es descubrir el sentido del pecado. Sin embargo hay que tener en cuenta esta distinción. Hasta hace años se hablaba de materia grave, advertencia plena y pleno consentimiento como criterios.
Hoy la reflexión hace hincapié en el criterio fundamental, que está en la intencionalidad de la persona ante Dios, pero esto no excluye la referencia a la materia. Es importante entonces la relación entre la materia y la decisión profunda de la persona entre sus valores y su responsabilidad – libertad.
Según esto, pecado mortal sería la acción que expresa y realiza una decisión libre de ruptura, radical y total, con Dios y con los otros. Se identifica con la opción fundamental negativa.
El pecado venial sería una opción que no implica a toda la persona en su relación con Dios. Crea una situación de oposición, una falta de compromiso a la llamada de Dios, pero no una ruptura radical.

c) Pautas pedagógicas


- Educar a reconocerse pecador: educar a reconocer los propios fallos, las limitaciones, sin echar la culpa a los demás. Hacerse responsable de sus acciones.
- No presentar el pecado como una mancha, una transgresión, sino un modo de ser, decidir, obrar.
- Enseñar a pedir perdón y a agradecer el perdón y vivir la alegría de ser perdonado.